La miel es uno de los ingredientes más antiguos y versátiles en la cocina. Más allá de su sabor dulce, cada tipo de miel ofrece matices únicos dependiendo de la floración, la región y el proceso de recolección. Conocer sus variedades permite aprovechar al máximo sus propiedades culinarias y nutricionales.
Miel de abeja
Es la más común y versátil. Su sabor puede ir de suave a medio según la zona de producción. Es perfecta para endulzar bebidas, glasear carnes o como sustituto del azúcar en repostería. También es base para otras mieles monoflorales.
Miel de azahar
Proviene de flores de cítricos como el naranjo. Su perfil es floral, ligero y con un delicado toque cítrico. Ideal para tisanas, yogures, frutas y postres suaves.
Miel de romero
Tiene un sabor suave con notas herbales. Es excelente en vinagretas, marinados para pollo o pescados blancos, y para dar un giro elegante a tostadas con queso.
Miel de eucalipto
Más oscura y con un sabor intenso, resinoso y ligeramente mentolado. Aporta profundidad a platillos calientes, remedios naturales y mezclas con especias.
Miel de encina
También conocida como mielato, se obtiene del roble y tiene un color oscuro, sabor fuerte y menos dulzor. Funciona muy bien con panes integrales, quesos maduros y recetas saladas.
Explorar diferentes tipos de miel permite descubrir nuevas formas de enriquecer los platillos cotidianos y de apreciar este regalo de la naturaleza más allá de su uso tradicional.