Después del furor por la película Barbie en 2023, muchos pensaron que el reinado del rosa sería pasajero. Pero el tiempo ha demostrado lo contrario: el barbiecore no solo sigue vivo, sino que ha evolucionado, consolidándose como una de las estéticas más poderosas de los últimos años.
Más que color: una actitud
El barbiecore ya no se trata solo de vestir de rosa, sino de una reapropiación estética con mensaje. Es brillo sin disculpas, feminidad sin complejos y poder expresado a través de la moda, el maquillaje, la decoración e incluso la tecnología. Influencers, marcas y artistas han transformado lo que antes se consideraba “superficial” en una forma válida de resistencia visual.
Del cine a las pasarelas… y más allá
Firmas como Valentino, Jacquemus o Balmain han apostado por colecciones enteras en tonos fucsia, blush y pastel. El rosa ha invadido editoriales, campañas de moda y lanzamientos de gadgets con acabados brillantes y vibrantes. Incluso en TikTok, los videos con la etiqueta #barbiecore superan los 500 millones de views y siguen creciendo.
El rosa como símbolo de contraste
En tiempos inciertos, esta estética se ha convertido en un escape visual, un antídoto contra la sobriedad del minimalismo gris y las estéticas sombrías tipo dark academia. Pero también es contraste: un recordatorio de que lo delicado puede ser fuerte, y lo dulce, afilado. En su nueva era, el rosa no es infantil: es icónico.
Conclusión
El barbiecore no fue una moda efímera, sino el inicio de una conversación sobre estética, identidad y expresión libre. El rosa sigue gobernando porque no solo llama la atención: dice algo. Y en una era donde todo comunica, ese tono vibrante sigue gritando con fuerza.